Aurelio Arturo Martínez (La Unión, 22 de febrero de 1906-†Bogotá, D. C., 24 de noviembre de 1974) fue un poeta, abogado y magistrado colombiano de la Corte de Trabajo y de la Corte Militar. Ha sido calificado muchas veces como el mejor poeta de Colombia en el siglo xx a pesar de su sucinta obra.123 Su único libro, Morada al Sur, es una recopilación de catorce poemas, incluso el poema homónimo, que plasman vívidos recuerdos de su tierra natal.
Aurelio Arturo Martínez nació el jueves 22 de febrero de 1906 en La Unión, Nariño. Fue el primero de siete hijos de Heriberto Arturo Belalcázar, maestro de escuela, y de Raquel Martínez Caycedo.
Su infancia, caracterizada por la vida en la provincia, estuvo tempranamente marcada por la muerte de su hermano menor Luis Guillermo Arturo, el 7 de mayo de 1911.
Arturo gozaba de toda la tranquilidad del mundo rural, al que después en su obra recuerda con especial nostalgia.4 De acuerdo con William Ospina, la vida de Aurelio Arturo se caracterizó por el hermetismo; fue sosegado, tímido, silencioso y sobrio.5
Después de estudiar el bachillerato en el colegio de los jesuitas en Pasto, cuando apenas tenía 18 años, decidió irse a Bogotá después de la muerte de su madre, quien murió a causa del tifus (peste bubónica) el 25 de julio de 1924. De esta manera, se inició una nueva etapa en la vida del poeta que para la época ya escribía sus primeros versos.6
Aurelio Arturo inicia sus estudios universitarios en el año de 1926 en la Universidad Externado de Colombia. Con ello principia una etapa marcada por la nostalgia y por la rutina urbana; una vida que se divide en sus estudios profesionales de derecho y en su escritura poética, actividad que realiza discreta y silenciosamente, alejado de los medios de divulgación.6 Aunque su prosa fue bastante reducida (de hecho, el único cuento que se le conoce es «Desiderio Landínez») y recursivo de vida porque escribió bajo pseudónimos en periódicos, empleando por lo menos cuatro de ellos,67 y su poesía es publicada en revistas como la de la Universidad Nacional, y en periódicos literarios como Golpe de Dados, El Tiempo, Eco y El País.8
Aunque estas publicaciones iniciaron en 1928 en la revista Universidad, dirigida por Germán Arciniegas, no sería sino hasta 1931 cuando se daría a conocer realmente en el medio literario con la aparición de tres de sus poemas (Canción del ayer, Silencio y Vinieron mis hermanos) en Crónica Literaria, suplemento dominical dirigido por Rafael Maya y perteneciente al periódico El País de Cali, en donde solían publicarse producciones de la generación intelectual del piedracielismo. Sin embargo, Arturo poco se relacionaba con este movimiento pues escribía con un estilo diferente al piedracielista y no publicó obra alguna en los cuadernos de Piedra y cielo. Autores como Graciela Maglia lo observan como una figura solitaria en cuanto a estilo poético colombiano; una figura que intenta recuperar el modernismo de José Asunción Silva.9
No obstante, Arturo fue amigo de algunos piedracielistas, dentro de los que sobresale el poeta santandereano Tomás Vargas Osorio, a quien catalogó como el mejor piedracielista, y por cuya muerte sufriría en 1941. En este mismo año Arturo se casa con María Esther Lucio, con quien tiene cinco hijos, también escribe su poema cumbre, el cual sería publicado por vez primera en 1945 en la revista de la Universidad Nacional de Colombia, y cuyo nombre sería utilizado en el título de su único libro publicado, en 1963. Este consta de una selección, elaborada por el mismo Arturo, de catorce poemas que recogen su breve, pero intensa obra. Gracias a ello, Arturo recibe el Premio Nacional de Poesía Guillermo Valencia en ese mismo año.
En cuanto al ejercicio de su profesión como abogado, Arturo desempeñó destacados cargos: fue Adjunto Cultural de la Embajada de Colombia en Estados Unidos, Viceministro de Trabajo, Jefe de la Sección de Extensión Cultural del Ministerio de Educación, catedrático de Derecho administrativo y de idiomas en la Universidad de Nariño.10 Fue, así mismo, funcionario cultural de Colombia y de la Embajada de los Estados Unidos y fundó y dirigió la radio-revista literaria Voces del Mundo, donde estimuló generosamente a los jóvenes. Viajó a Estados Unidos y tradujo poesía especialmente de contemporáneos de habla inglesa.
En 1971, tras una gripe mal cuidada fue enviado al Hospital Militar, le diagnosticaron erróneamente cáncer y, por ende, lo operaron, lo que lo condujo a una muerte clínica. Sin embargo, su muerte no sería sino tres años después, el 23 de noviembre de 1974 en Bogotá, a causa de un aneurisma, meses después de haber recibido el doctorado honoris causa en Filosofía y Letras por la Universidad de Nariño.
Karen Gershon (1923) Mathew Mead (1924) Anthony Thwait(1930) Peter Levi (1931) Anselm Hollo (1934) Barry Cole (1936)
La crítica sobre la obra de Aurelio Arturo es bastante numerosa. El primer ensayo entorno a ella fue realizado dos meses después de la publicación por Eduardo Guizado Camacho, y desde entonces esta ha sido objeto de varios críticos de poesía colombiana, a tal punto que los estudios críticos respecto de la obra de Arturo, llegan, incluso, a superar la cantidad de ciento cincuenta11. Aunque en su gran mayoría estos coinciden en que la obra de Arturo es breve, única y de excelente calidad, es posible identificar tres períodos diferentes en cuanto a crítica: el primero, de 1945 a 1963, se caracteriza por una crítica subjetiva, centrada en el autor, en la que se enaltece al mismo Aurelio Arturo y no tanto a su poesía. El segundo momento, de 1963 a 1974, se caracteriza por ser un momento de transición de la subjetividad dada en el primer período, al ensayo de análisis textual más característico del último; no obstante, en esta etapa no desaparecen las menciones y halagos al poeta mismo. Y, por último, el tercer momento que se enmarca de 1974en adelante, se caracteriza por la emergencia de conceptos basados en escuelas críticas, y también por la presencia de ensayos de carácter personal.12
Aunque en ocasiones Aurleio Arturo es comparado con José Asunción Silva o con la figura de Porfirio Barba Jacob, los críticos exaltan la singularidad del autor y su poesía, puesto que su melodía y armonía no se asemejan a la tradición hispánica de finales del siglo xx.9
Fuente: es.wikipedia.org.