Julio Zerpa nació en la ciudad de Cumaná, capital del Estado Sucre, el 18 de febrero de 1910. Huérfano apenas nacido, ante la temprana muerte de su madre María del Rosario el día 26 del mismo mes y año, es criado por su abuela Aracelis Rivas de Zerpa quien lo colmó de amor, educación y protección. Sus años de la infancia y la adolescencia transcurrieron en su ciudad natal, donde comenzaron sus inquietudes literarias y su devoción por enseñar al prójimo. Sin embargo, en el deseo de continuar superándose intelectual y educativamente viajó en plena juventud a la ciudad de Barcelona, capital del Estado Anzoátegui, donde concluyó sus estudios de secundaria o bachillerato.
Todavía en plena adolescencia y con un título que lo dio a conocer como el “bachiller” Zerpa regresó a Cumaná donde comenzó a ejercer la profesión de maestro o docente en el colegio “Ramos Sucre”. Para esa misma época, cuando contaba 19 años, nació su primera hija a quien en honor a la admirable y eterna ciudad de Roma le puso el nombre de Romalinda, siendo la primogénita de otros 14 hijos, cumpliendo así con la disposición divina del Maestro Jesús cuando dijo “creceos y multiplicaos” con la buenaventura de que sus 15 hijos, aunque no siguieron su camino poético, se formaron, gracias a las prodigios de esa santa madre: Carmencita, quien los educó en el hogar bajo los principios de la honestidad, la responsabilidad, el respeto al prójimo, la lucha por la superación cultural y educativa y el mantenimiento de una gran solvencia moral.
Julio Zerpa, el bardo cumanés, aún en la flor de su juventud pasó a ejercer cargos en la administración pública del Estado Sucre, propiamente en la gobernación durante diferentes periodos y gobernantes, porque prevalecía en él su capacidad productiva y no ninguna canonjía política, por lo ocupó los cargos de Secretario Privado del Presidente del Estado, Concejal, Director de Educación, Director de Política y paralelamente ejerció el periodismo, profesión que fue su gran pasión hasta el aciago día 19 de agosto de 1983, siendo las 6.50 am, a la edad de 73 años, cuando cerró sus ojos para siempre y fue a llevar sus poemas y escritos a la Gloria Divina.
Como periodista fue corresponsal de “La Esfera” y “El Universal” durante muchos años, desaparecida “La Esfera” continuó como columnista de “El Universal” hasta los últimos días de su vida.
Su identificación con la actividad periodística fue la más auténtica, desempeñándola con mucho acierto y veracidad en la madurez de su vida en Caracas, prestando servicios en la Revista del Ejercito y el periódico “Negro Primero”, ambos medios de comunicación de las Fuerzas Armadas Nacionales, entre 1966 y 1976, donde se destacó su talento, siendo prueba de ello la letra de varios himnos, entre los cuales se destacan el de la Escuela de Transmisiones, y el hermoso lema del Ejercito: “EJERCITO VENEZOLANO FORJADOR DE LIBERTADES”. También se ocupó del deporte, siendo un apasionado del béisbol, a quien les compuso el “Himno al Béisbol” en 1984, el cual fue aprobado como himno de este deporte por la Federación Venezolana de Béisbol y por la Confederación Panamericana de Béisbol en el año 1986 en la ciudad de Nicaragua ante 32 países miembros en votación unánime.
En 1958, inició una nueva etapa de conocimientos, ya en el terreno práctico, partiendo por visitar los sitios históricos, museos, iglesias y otros sectores donde pudiese hilvanar cualquier remembranza sobre la historia nacional y mundial en todas sus etapas y épocas. Este recorrido cultural lo inicia por todo el país, constatando personalmente la existencia de obras, monumentos y objetos que rebelan la grandiosidad del desarrollo social y la lucha por vivir en libertad y democracia del venezolano, destacándose su admiración por la gesta independentista y sus héroes, dedicándole especial énfasis a la vida de nuestras glorias inmarcesibles: EL Libertador Simón Bolívar, el Padre de Ayacucho y Redentor de los hijos Sol Antonio José de Sucre y el Precursor de la Independencia de América Francisco de Miranda.
Cumplida esta meta, se trasladó al continente europeo donde visitó museos y sitios históricos que le dieron solidez a sus lecturas, las cuales estuvieron soportadas por una biblioteca sin desperdicios, es decir, compendiada de libros de altos quilates literarios e históricos que eran la base de su amplia cultura. En este periplo visitó ciudades culturales y preservadoras del proceso histórico de la humanidad como Madrid, Roma, Florencia, Atenas, Viena, Londres, Berlín, Bruselas, Hamburgo, París, etc.
Para este tiempo comenzó a escribir muchos artículos biográficos de perfil histórico e inicia sus poemas épicos los cantos paralelos a Bolívar, Miranda y Sucre, los cuales traslucen en su contenido poético la historia patria compendiada. Describir a mi padre en realidad es una tarea difícil, principalmente por su personalidad, en mi opinión avasalladora, porque era un hombre de grandes sentimientos humanísticos, sociable por excelencia, de conversación brillante, fácil en la palabra, la cual matizaba con un encantador sentido del humor, además de ser poseedor de una gran cultura, educación, formación e informado de todos los acontecimientos históricos que rigen y cambian la vida del hombre y el planeta.
En su vida íntima se destacó como un amigo que no solo era leal, sincero y afectivo sino que además muy interesante en su trato, no creo que nadie se haya jamás aburrido en su compañía. Como padre con sus hijos fue muy rígido y exigente, especialmente guiándolos para que llevarán como estigma una intachable conducta sustentada en la honestidad, sinceridad, honradez, transparencia y valores morales y humanos a toda prueba. Siempre mantuvo una relativa tolerancia con los varones y a pesar de sus pensamientos vanguardistas, no aceptaba conductas que estuviesen reñidas con la moral, pero a la vez se producía una hermosa contradicción ya que sembró en todos sus hijos ideas sobre la libertad individual en los sentires políticos, culturales y religiosos.
Era muy respetuoso de los puntos de vista y opiniones contrarias a su parecer, lo que se evidenció en su amistad con los obispos de Cumaná, a pesar que en esa época hacia sus pinitos como masón en la Logia de Cumaná, hermandad que era de una solidez a toda prueba. Como esposo su primera prioridad fue el sostenimiento de un hogar donde resplandeció la humildad, el amor, el apoyo mutuo y el respaldo incondicional de su compañera de siempre, nuestra adorable y distinguida madre. Como hombre era galante y enamorado de la mujer por la que sentía una gran debilidad, a pesar de su amor profundo por mi madre, su esposa Doña Carmen Pizzorno Malavé de Zerpa.
Como hombre que miró la vida a través de la poesía tuvo muchas inquietudes acerca del origen, la actuación y la dirección final del ser humano, teniendo como constante el sentimiento y pensamiento de la existencia de un único Dios Creador y Dador de la Vida. Con los años y cuando ya no tenía porque ser tan severo descubrí un padre bromista hasta infantil en sus juegos, que tenía una especial debilidad por los niños y le preocupaba el desamparo, el frío y el hambre a los que éstos se ven sometidos en el mundo, como lo prueban sus poemas: 25 Sonetos a las manos y un Soneto Prólogo y otros dedicados a los niños trabajadores, lamentablemente extraviados.
Como poeta en ocasiones mostraba un romanticismo sin parangón, pero otras veces presentaba una faceta hermética o expresaba sus inquietudes sociales por un mundo más justo, más solidario, más humano, más pleno de libertad, paz y amistad. Otra atracción de su personalidad eran los exaltados sentimientos hacia El Libertador y los héroes y heroínas de nuestra Independencia, sobre quienes escribió muchos artículos que pudiesen servir de luz y saber para las nuevas generaciones, pero igualmente extraviados.
A su ciudad natal, Cumaná, la amaba con tal profundidad, respeto y admiración como lo demuestra la constante presencia de su terruño en sus poesías, sonetos y décimas y su río Manzanares y su mar eran la musa y savia de su espíritu. Quizás no exista en el mundo un poeta que le haya dedicado tantas hermosuras a su ciudad como lo hizo nuestro padre. Dentro de sus obras poéticas se destacan: 25 Sonetos a las manos y un soneto prólogo; Criba; Cantos a Miranda, Bolívar y Sucre; Cumaná y sus Poetas; Pasos en el tiempo y Cumaná de mis recuerdos. Fue distinguido con la Cruz de las Fuerzas Terrestres en su 2ª Clase (Ejército), Orden Antonio José de Sucre en su 3ª Clase (Gobernación de Sucre) y la Condecoración Héroes del 59 en su única clase (Federación de Beisbol).
En la madurez de su vida convertido en un incansable viajero, me correspondió la suerte de acompañarlo en alguno de sus viajes, hecho de mucha trascendencia en mi vida, porque no solo acompañaba a un padre sino a un maestro de la cultura mundial con quien cualquier persona se ilustraba acerca de la historia y los más importantes acontecimientos, hechos y hazañas de los lugares visitados y sus héroes, incluyendo los vinos y la gastronomía, donde siempre manifestaba como mucha certeza que el gusto se podía tactar, es decir, tenía la facilidad de convertir algo intangible en tangible a través de la idea y el pensamiento. Además, sentía una especial debilidad por visitar las iglesias mostrando una profunda admiración por el arte manifestado en el sentimiento de la fe a través de todos los tiempos y espacios.
Finalmente, espero que en la recopilación de las poesías que contienen la presente obra, propuesta por mis hermanos Edwin y Edgardo, concebida por Edwin y patrocinada por la empresa Telocaliza, propiedad de mi hermano Federico y mi sobrino Igor, todos, familiares y amigos logremos adentrarnos en su gran espíritu cuyas alas de acción fueron recortadas por las demandas materiales que su numerosa familia le imponía y por su pronta ida del mundo de los vivos, privándonos no solo de su presencia física, sino de sus grandes conocimientos que eran luz y sabiduría y para quien trataba muchas veces lo sacaba de las sombras de ignorancia en que estaba sumido en cualquier tema específico o generalizado. Sin embargo y para nuestra fortuna nos dejó una herencia imborrable e imperecedera a través del tiempo y el espacio como son sus obras que aquí publicamos y otras que estamos en la obligación de recuperar y publicar como por ejemplo “Héroes y heroínas de la Independencia” .
Con todo respeto a quienes no siendo de nuestro entorno familiar, logren poseer una pieza de esta Antología, entiendan que es natural que mis sentimientos se conjuguen con las ideas que expreso, porque no puedo sustraer mi amor de hija y el deseo de expresar la idea justa en la captación de la personalidad de mi padre por todos sus hijos conocido como “Papaíto”.
Fuente: juliozerpa.wordpress.com.