Quiroga Pla, José María. Madrid, IV.1902 – Ginebra (Suiza), 28.III.1955. Escritor, traductor y ensayista.
José María Quiroga Pla entró en contacto con el mundo literario a través de los movimientos de vanguardia con creaciones de carácter ultraísta llegándose a anunciar un libro suyo, Motivos del Ultra. Durante las décadas de 1920 y 1930 frecuentó los centrales escenarios de la vida cultural española entablando amistad con escritores como Valle-Inclán, Salinas, Ortega, Guillén o Max Aub, entre otros, y colaborando en las principales revistas de la época desde Cruz y Raya a Litoral pasando por Mediodía, Verso y Prosa, El Norte de Castilla, Hora de España o Carmen. Admirador de Unamuno, llegó a ser su secretario y a casarse con una de sus hijas, Salomé, fallecida en 1932. Antes de ocupar cargos como los de censor y traductor en la Subsecretaría de Propaganda de la administración republicana durante la Guerra Civil, trabajó para el Centro de Estudios Históricos en la elaboración del boletín Índice literario. En febrero de 1939, se exilió en París donde, a lo largo de dieciséis años, desarrolló un intensa actividad. En 1947 logró un puesto en la sección de traducción de la UNESCO llegando a ser director de la misma. Sin embargo, no pudo ejercer dicha labor durante mucho tiempo ya que los problemas de salud a causa de la diabetes se fueron agudizando hasta ocasionar su muerte en Ginebra en 1955 después de una breve estancia en Ambilly.
Traductor de Marcel Proust entre 1930 y 1933, la mayor parte de su obra de creación, de factura formal clásica, la escribió en el exilio. En 1946 publicó Morir al día, poemario en el que, junto al desgarro de la guerra y la dolorosa amargura del destierro, se canta al amor y a la mujer muerta y se expresan emotivos recuerdos vivenciales. La realidad reflejada (1955), su segundo libro, vuelve a embozarse de tonos nostálgicos a través de poemas donde, sin embargo, se abren camino la esperanza y la fe en el hombre y en la vida. Cultivó el género narrativo con obras como Veinticuatro horas después (1934). Se tiene constancia de que, además de lo publicado, preparó para la imprenta varios libros más de poesía, relato y ensayo que, extraviados, no han sido publicados. Su biblioteca personal se conserva en la Casa-Museo Unamuno en Salamanca.
Fuente: Real Academia de la Historia