El eco de las cosas calladas

El eco de las cosas calladas

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Serie: NA
Editoras: Editorial S.O.S.
Géneros: NA
Autoría:
Páginas: NA
Tags: NA
Language: NA
Dueño: NA
Notas extras: NA

El eco de las cosas calladas.

El título es perfecto y dibuja un punto de madurez, quiero decir de conciencia creadora, en los escritos de Felipe. El eco lo podemos entender por lo menos en dos de sus acepciones, para no entrar en el terreno de la mitología. Como “sonido reflejado” y como elemento compositivo que designa casa, morada, ámbito vital, según lo dice con toda claridad la Real Academia Española. Pero resulta por lo menos paradójico y contradictorio el eco de algo, un sonido, que no ha sido pronunciado. Y es justamente en este ámbito espiritual donde él se mueve con toda delicadeza, como un maestro del buceo; la inquietud atenta a lo que ocurre y a las huellas que la realidad va dejando en el cuerpo y en la conciencia, equipado como está para este tipo de excursiones. Dispuesto con ligereza y humor, con desprendimiento interior y con gracia. Como siempre es capaz de reírse de sí mismo, es capaz de someter el mundo que lo rodea al mismo escrutinio y con la misma agudeza. Y sí, en buena parte de los escritos de este libro hay, para decirlo con una metáfora bergmaniana, escenas interiores, solo que despojadas de tragedia, vistas con una muy humana compasión. Al igual que la de Robert Walser, el escritor suizo, la de Felipe Márquez es una obra miniaturista. Susan Sontag, refiriéndose a Walser, dice unas palabras que podrían aplicarse palabra por palabra al escritor caraqueño: “Tanto en la prosa larga como en la corta, Walser es un miniaturista que promulga las reivindicaciones de lo antiheroico, lo limitado, lo humilde, lo pequeño; como si respondiera a su punzante sentimiento por lo interminable”. El propio Walser escribió: “No necesitamos ver nada fuera de lo común. Ya vemos demasiado”.

Pero se me ocurre que esa visión le viene a Felipe de familia, muchas veces al contacto con lo que escribe lo he visto como si formara parte de alguno de los paisajes interiores de su abuelo Federico Brandt y, así como ahora las cargas genéticas son fundamentales para el diagnóstico y prevención de enfermedades, también las pulsiones artísticas vienen de largas y convulsas herencias y heredades –que de todo hay– y hay personas que parecieran haber servido de esponja para recibir tantos cromosomas, Felipe Márquez uno de ellos.

Fuente: el-nacional.com.

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