Conjuro La estatua de sal, El sol ciego y Los penitenciales

Texto de contraportada (fragmento): "En la obra de Humberto Díaz Casanueva, con excepción de Vigilia por dentro (1931), priva y se hace centro del canto una figura simbólica o mítica o real (El blasfemo, La estatua de sal, La hija vertiginosa, El sol ciego, etc.) que le permite indabar y penetrar en lo oscuro y mágico de la existencia humana. Obra pues la suya que se resiste a la lectura fragmentaria, el autor ha preferido al criterio de una antología, los textos completos que bajo el título Conjuro integran el presente volumen. Y la reunión de ellos no es azarosa ni arbitraria; con La estatua de sal, en efecto, el poeta abre otro ciclo de su poesía, ahondando aún más difícil experiencias y revelaciones. En El sol ciego nos habla de Rosamel del Valle: el poema fue hecho casi en trance alucinatorio y constituye una hermosísima elegía. Los penitenciales, para concluir, vuelven a realzar el tono y el acento del gran poema trágico".