Magna Grecia

Del prólogo "Las lágrimas de Ulises", página 5: "...Con una mirada despojada de toda ilusión, Alejandro Oliveros se mira a sí mismo, a su vida, a través de unos personajes cargados de tradición cultural e histórica, pero que a pesar de lo remoto, de lo fabulador, que nos puedan parecer sus tiempos, sus espacios, en Magna Grecia y otros poemas esos personajes se convierten en el vecino de enfrente, en la madre y el padre de siempre, en la esposa que espera con paciencia, en la hija que se nos va de las manos, en tantas islas donde siempre la ninfa de turno trata de retenernos para que no volvamos a Ítaca o a la Valencia venezolana (...). En Magna Grecia nos encontramos con dos sueños y un hombre solitario: la intensidad de una existencia nómada, los reposos de la casa y el rostro de un Ulises por el que se deslizan unas lágrimas en las que se confunden la alegría del retorno y la nostalgia del viaje". Dionisio Cañas.