De todos es sabido que la literatura cubana es una de las más fecundas, notables e influyentes del mundo hispanoamericano, con figuras imprescindibles que por lo conocidas sobra mencionar aquí, pero generalmente los críticos siempre encasillan a los escritores en determinadas generaciones, situación difícil de sanar y que no siempre funciona. Clasificar a los escritores en grandes bloques generacionales, puede resultar negativo a la hora de hablar de aquellos que aunque nacidos bajo el signo de un grupo, no funcionó con ellos, sobre todo en el caso de los poetas. Trataremos de explicarlo aquí: Cuando la llamada Revolución Cubana entra al poder, hay un período de crisis e inestabilidad dentro de la poesía de la isla, que se debate entre el compromiso social con el actual gobierno, y la verdadera necesidad del creador. La poesía de entonces, en su mayoría, comienza a tener dentro del tono conversacional que se venía haciendo, un giro político y discursivo que hablaba del hombre como sublimación de una sociedad sin clases —sueño y frustración de las revoluciones.
Tres de los poetas de este dossier nacieron entre 1946 y 1956: Lilliam Moro (La Habana, 1946), José Abreu Felippe (La Habana, 1947) y Carlos Díaz Barrios(Camagüey, 1950). A ese grupo generacional se le suele dividir e identificar como los poetas de las “Ediciones El Puente” y los “caimaneros” (por aquello de estar oscilando alrededor del El Caimán Barbudo) Hay en ellos un acercamiento a dos corrientes, una coloquial que se redefine hacia la poesía tradicional, métrica, y otra hacia la utilización definitiva del verso libre, conversacional y político. Disfrutaron la oportunidad de convivir con poetas anteriores de alto calibre, pero también sufrieron las secuelas de tener que partir, en una gran mayoría, al exilio por diferentes causas, como la represión, las preferencias sexuales y la censura, por sólo citar tres de peso. Los poetas mencionados arriba, por razones disímiles, debieron pertenecer a la oleada, sin embargo salieron de Cuba con tiempo y salvaron su poesía del influjo político.
Fuente: elexegeta.blogspot.com.