Este poeta, que hoy figura entre los grandes del Brasil, ha representado en su país un papel parecido al que Pablo Neruda ha cumplido en la América española: un papel de agitador y de creador de nuevas sensaciones poéticas, para lo cual dispone de una extraordinaria riqueza de temas y de ritmos, casi sin paralelo en la poesía contemporánea. Manteniéndose siempre dentro de una tónica original, altamente inspirada, Vinicius sabe controlar los excesos, en los cuales no incurre casi nunca. Es así como, siendo un poeta de vanguardia, no ha abusado de las formas y se ha librado de toda extravagancia. Tomando lo bueno de todas las escuelas, no se ha encasillado en ninguna. Eso revela la fuerza de una personalidad extraordinaria.
Desde su primer libro, de una O camino para a distancia (1933) ha conservado un impulso de progreso constante, sin decadencias; sus libros subsiguientes son: Forma e Exegese (1935), Ariana a Mulher (1936), Novos Poemas (1938), Cinco Elegías (1943), Poemas, Sonetos e Baladas (1946), Antología Poética (1954) y Noves Poemas No 2 (1959).
Vinicius fue cónsul de su país en Montevideo; y en el festival cinematográfico de Cannes de 1959, la película Orfeo Negro, de que es autor, recibió el primer premio, lo que descubre otra faceta de la riquísima imaginación del poeta.