Los poemas de Ítaca

Texto de contraportada (fragmento): Un hombre (tal vez Ulises) sale de Ítaca. Con su «oficio de silencio» y la «oscura sapiencia de la muerte» busca los muros de Ítaca. Padeciendo una nostalgia por el héroe, solo, a diferencia de Ulises y sus hombres, el hablante poético intenta perseguir (¿o recuperar?) lo inefable e inasible: «el rumbo de las pisadas de agua», «la proscrita brújula», «las huellas de silencio». Se trata de un viaje al preciso vacío: el del «yo» íntimo, la muerte, el enigma, lo irreductible, el instinto, lo inmemorial: el minotauro que llevamos dentro, Baco, la embriaguez y la locura. Pero al mismo tiempo este viaje y esta errancia dejan entrever un constante encuentro con las «plateadas delicias» de la infancia, de lo helénico, y con la voluptuosidad de la luz.