Legado de sombras

Juan Liscano, en el “Prólogo” de Legado de sombras (Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana / DCCHT, Universidad de Los Andes, 1997), de la poeta, ensayista, traductora y profesora universitaria Rowena Hill, caracteriza su poética como: “una genuina expresión, un tanto salvaje, de poesía, entendiendo esta no solo como una artesanía del lenguaje y la complacencia confesional tan abundante –el poeta del romanticismo y de la modernidad es mucho más egolatría que metáfora–, sino como una manifestación ritual antiquísima de renovación de la vida, consistente en el sacrificio del amante-flor en aras de la doble fecundidad de la Gran Madre Naturaleza: muerte y vida”. Liscano, como Carlos Contramaestre, en el texto de contratapa de Celebraciones (Mérida: Consejo de Publicaciones, 1980), primer libro de poesía publicado por Hill, adscribe la poética de esta a una de carácter simbólico / mítico, en el que la ecuación de Naturaleza / Mito expone una visión de mundo divina devenida del lenguaje. La lengua poética más que creadora, como un medio de transmisión de un mito liberador “del yo, del ego, (…) en una explosión de videncia realista y transmutadora”, como afirma Liscano.

Fuente: el-nacional.com.